¿Merece la pena comprar una secadora?

Menor dependencia solar, protección de los tejidos, ahorro de tiempo, etcétera: son muchas las razones por las que merece la pena comprar una secadora de ropa. Desarrolladas en Dakota del Norte (EE. UU.) hacia 1940, estos electrodomésticos agilizan el secado de la ropa después de cada colada, y si bien en tiempos recientes han perdido el favor de una parte del público por su alto consumo energético, sus beneficios superan con mucho a sus aspectos negativos.

Primeramente, la secadora es un electrodoméstico ‘amigo’ de los tejidos más delicados. La exposición prologada a los rayos ultravioleta causa un perjuicio duradero a las prendas de seda y otros textiles frágiles, que tienden a decolorarse fácilmente y a perder su valor estético. Con ayuda de este electrodoméstico, se reduce el tiempo que las coladas deben permanecer al sol.

Disminuir la dependencia solar es otro de los motivos por los que vale la pena una secadora. Aunque España es un país con 300 días de sol año, este clima no beneficia a todos en igual medida, de manera que las heladas, lluvias y días encapotados son más frecuentes en las CC. AA. de Galicia, Cantabria y País Vasco. Los consumidores que dispongan de una secadora, pueden desentenderse del parte meteorológico en sus coladas, pues este electrodoméstico secará absolutamente la ropa, por lo que no será necesario tenderla.

Además, el empleo de secadoras ayuda a preservar la ropa de malos olores comunes en determinados ambientes urbanos y rurales. Incluso dentro de casa, mientras permanecen a la espera de tenderse, la presencia de humos de cocina y de tabaco pueden adherirse a los tejidos, dándoles un olor desagradable. Este problema desaparece con el uso del electrodoméstico que nos ocupa, pues reducen la exposición de las prendas y les aportan un aroma agradable cuando se adicionan productos perfumados. Desde luego, una poderosa razón para entender por qué comprar una secadora es una decisión acertada.

Por otra parte, este electrodoméstico es sinónimo de ahorro de tiempo. La tediosa labor de escurrir, tender y recoger la colada consume un tiempo y un esfuerzo valiosos para cualquier persona, que podría emplearlos en tareas más edificantes. Una secadora de ropa permite programar ciclos de secado en las franjas horarias que se desee, con el objetivo de que su interferencia en la rutina diaria sea mínima

La usabilidad es otra de las grandes cualidades de la secadora de ropa. De hecho, son más cómodas y fáciles de usar que cualquier lavadora gracias al menor número de programas y modos de secado, que por otra parte disponen de una simbología intuitiva. La mayoría de modelos están diseñados para que el público anciano o con movilidad reducida puedan manipularlos sin dificultad.

En último término, el consumo eléctrico de una secadora ha sido históricamente una de sus debilidades. Pero este aspecto, uno de los mayores inconvenientes de las secadoras, ha sido mitigado en los últimos modelos etiquetados con A+++ o sus equivalentes en la nueva calificación energética, capaces de consumir menos de 200 kWh al año. En realidad, la cuantía del consumo eléctrico está determinado el uso que haga de este electrodoméstico, como sucede en cualquier otro.

Saca partido a tu secadora de ropa con estos consejos

Determinadas prácticas ayudan a optimizar el uso de secadoras de ropa. Por ejemplo, introducir las prendas completamente mojadas en su tambor es un error mayúsculo. Más conveniente es escurrirlas antes de este paso, para evitar que goteen y dejarles el punto justo de humedad, con el que el aparato pueda trabajar adecuadamente.

También influye en el resultado final la disposición de la ropa al introducirla en el tambor. Aunque no es necesario doblarla, debe evitarse la formación de bolas enredos entre las distintas piezas textiles, por generar puntos donde la humedad se concentra y contra los que el poder de secado del electrodoméstico ve reducida su eficacia. Para remediar este problema, común con las perneras de los pantalones y las mangas de las camisas, es aconsejable introducir la ropa de manera individual, no a puñados, por expresarlo llanamente.

En relación con el anterior consejo, es útil clasificar las prendas de acuerdo a su material. Este procedimiento, innecesario en la mayoría de coladas, será obligado cuando se proceda a secar chaquetas, colchas y otras piezas tan distintas entre sí. De lo contrario, se obtendrá un secado inconsistente, que obligará a programar de nuevo la secadora.

Por último, sobrecargar una lavadora es tan negativo como hacer lo propio en una secadora. Emplear estos electrodomésticos sin copar el 100% de la capacidad de sus respectivos tambores no sólo aumentará su efectividad, sino que disminuirá el consumo energético de manera considerable. Hoy más que nunca, la sostenibilidad depende de buenas prácticas como esta, que además de preservar el medio ambiente, contribuyen a reducir la factura de la luz.

Categorías de Hogar



Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *